1 de febrero de 2005

Saudades do futuro, eu juro



Hoy me acordé con la lluvia fuerte que mojaba Porto Alegre. Tiré la ropa lavada que estaba afuera para que no se mojara aún más. Pensé que el primer día del mes de febrero era un buen día para terminar mi tesis doctoral. Entonces, me senté en la computadora. Me di cuenta que me gusta trabajar por las mañanas. La única compañía es Sebastião, el gato.

Siempre tuve problemas con terminar las cosas. Siento algo extraño cuando sé que tal cosa no va más a estar en mi vida. Así fue con los cursos que empecé y no terminé (dactilografía, dibujo, guitarra...) con los amigos que no veo más, con los lugares que no volví a estar. Y ahora con mi tesis la sensación es casi la misma. Sé que aún tengo mucho trabajo, pues falta la revisión final de mi madrina de tesis, la defensa, la revalidación del título en Brasil. Un montón de cosas que hacer.

Al mismo tiempo que siento cierta nostalgia por no leer y escribir más sobre Santo Tomás y Emmanuel Kant siento también un poco de miedo de la cosa lista. ¿Será que está bueno el suficiente? Siempre me dejé llevar por lo que las otras personas piensan de mi y de mi trabajo. Mismo que en muchas veces pienso para mí: a quien le importa lo que yo haga. Ahora, cuando trata de entregar una cosa hecha y acabada al mundo la opinión ajena es aún más devastadora. Pienso que es más fácil cuando no lo hacemos y simplemente desistimos de la cosa misma. Sino que de esta vez llegué hasta el casi fin. Aún falta mucho, lo sé.

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